Aunque las dos cronos se disputaron por equipos comerciales y no por selecciones, el himno de Estados Unidos se escuchó dos veces en la jornada inaugural de los Mundiales de Ponferrada. “¡Si no van con la bandera yanqui!”, dijo un aficionado que presenció la ceremonia del podio del BMC. Antes había sonado en honor del Specialized-Lululemon femenino. Aparte del señor despistado y del reducto congregado en la salida y en la meta, pocos más siguieron el primer día de competición. Un inicio descafeinado, con el Movistar en la sexta plaza y el Caja Rural en la 23ª.

El BMC (Velits, Van Garderen, Quinziato, Dennis, Oss y Dillier) se cobró el oro que le levantó el Omega en 2012. En Valkenburg, la escuadra belga superó a la norteamericana por sólo tres segundos. Dos años después, los chicos de Tony Martin no rascaron ni la plata, que fue, como en 2013, para el Orica. Les tocó lluvia, pero no la usaron como excusa. Peter Velits, eslovaco que terminó segundo en la Vuelta de 2010 (por la sanción de Mosquera), sumó su tercer oro consecutivo: dos con el Omega y el del BMC. Niki Terpstra se disculpó cariñosamente con Martin en el cajón. Y Tony, un tipo afable, aceptó el gesto de su compañero, aunque el enfado no se lo quitaba nadie.

Ellas. En la soleada y fresquita mañana, el Topsport de féminas abrió la semana mundialista a las diez. El Specialized-Lululemon, ganador de las dos ediciones previas e integrado por Evelyn Stevens, Carmen Small, Trixi Worrack, Chantal Blaak, Karol-Ann Canuel y Lisa Brennauer, tripitió título con autoridad, con el Orica segundo y el Astaná tercero. Stevens aprovechó su conferencia para reclamar premios equitativos para hombres y mujeres: “Existen aún muchas diferencias entre ambos”.