El alemán John Degenkolb, maillot verde y ojos azules, sumó ayer su cuarta etapa, la novena que consigue en la Vuelta si sumamos las cinco de 2012 (entonces no le valió para ganar la regularidad). Su dorsal será uno de los más vigilados en el inminente Mundial de Ponferrada (28 de septiembre), un trazado que tiene en el kilometraje su mayor dificultad (254 kilómetros). No es casualidad el tercer puesto de Fabian Cancellara en A Coruña; el suizo ha renunciado a la prueba contrarreloj (ha sido cuatro veces campeón mundial) y ensaya en la Vuelta su asalto al Mundial de ruta en busca de un doblete que nadie ha logrado todavía.

En principio, los velocistas que brillan durante estas tres semanas partirán como favoritos en Ponferrada. Deberán tomarlo como una gentileza de la organización, que en lugar de dibujar un circuito favorable a los españoles ha querido rendir homenaje a los sprinters resistentes. El quijotismo patrio es esto: tan sólo tres de las 28 medallas españolas en los Mundiales de ruta y contrarreloj (Luis Ocaña, Iván Gutiérrez y Alejandro Valverde) se han ganado en los seis campeonatos disputados en nuestro país. La idea, según parece, es que los invitados se sientan a gusto.

Aventura del día. Pero volvamos a Galicia. Si Degenkolb no divisó la victoria hasta la recta final es porque la etapa estuvo descontrolada hasta el último momento y el recorrido tuvo su parte de culpa; la llanura no es un concepto galaico. Giant quemó las naves antes de tiempo y tuvo que ser Barguil en persona quien impulsó al pelotón en la entrada de A Coruña. Sky colaboró después con la intención de que Froome no se viera afectado por los cortes y así se fue limando la diferencia de los valerosos escapados.

Esa fue la sentencia para una fuga con historia. En el kilómetro 23 se escaparon el luxemburgués Jungels (diamante de 21 años) y el australiano Dennis. Tras ellos, el italiano Favilli, el mallorquín Lluís Mas y el eritreo Daniel Teklehaimanot, sexto en el Tour del Porvenir 2009 y primer ciclista de su país que termina una carrera de tres semanas (acabó el 146 en la Vuelta 2012).

Su ventaja no superó nunca los cinco minutos, pero al pelotón le costó muchísimo la caza. La razón es que el ritmo de los fugados (léase Jungels) era frenético, tanto que descolgó a Lluís Mas y Teklehaimanot en los kilómetros finales. Por muy poco, el triunfo no estuvo en la fuga. Quizá porque el adoquín que se anunciaba no era el de la París-Roubaix o tal vez por esa colaboración inesperada del Sky. Seguramente porque los perros siempre corren más que los fugitivos (excepción hecha del doctor Kimble).

De modo que tuvimos que conformarnos con un ensayo general del próximo Mundial de Ponferrada: Degenkolb, Matthews y Cancellara se repartieron las medallas. Se entiende que Contador haya cedido su puesto en el Mundial a otro compañero, lástima que no sea Poblet.