“¡Yo con este bicho gano seguro la carrera!”. Entre bromas, Alberto Contador se fotografió con un caza, con una gorra de almirante, en el portaaviones Juan Carlos I. Los equipos de la Vuelta, menos el Sky y el Cofidis, que se “despistaron”, pasaron por el control de firmas en la cubierta del buque. Los corredores alucinaron con el despliegue previo a la salida. Accedieron a la zona habilitada mediante una plataforma, camparon a sus anchas entre helicópteros y aeroplanos, y no dejaron de hacerse ‘selfies’ para colgar luego sus retratos en las redes sociales.

Alejandro Valverde disfrutó la experiencia: “Se trata de un día distinto, bonito, de los que vas a recordar. Además, se vive mejor con el maillot del líder, te ilusiona más. Todas estas cosas son especiales para nosotros y los espectadores”. Nairo Quintana, su compañero en el Movistar, se sentía también de muy buen humor: “Me gustan estas novedades, sirven para desconectar un poquito del día a día y de la exigencia de la competición”. A Samuel Sánchez le supo a poco: “Si ya nos hubieran explicado el funcionamiento y profundizado en algunos detalles, habría sido la leche, pero entiendo que tampoco se disponía de tiempo”.

Antes de que el pelotón partiera desde la bodega del portaaviones, se guardó un minuto de silencio en memoria de los tres guardias civiles fallecidos en León en una misión de rescate. Javier Guillén, director de la Vuelta, se mostró satisfecho con el resultado: “Con ayuda de la Armada Española y de la Diputación de Cádiz nos ha quedado fantástico. Los consideramos como un homenaje y una forma de continuar con nuestra línea de innovación”. Contador le sirvió en bandeja el análisis: “Estas ideas son impresionantes y dan la oportunidad a la gente de conocer nuestro deporte”.