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TOUR DE FRANCIA | 15ª ETAPA

Bauer, ahogado en la orilla

El neozelandés se fugó con el suizo Elmiger durante los 222 km de la etapa, pero fueron cazados en la última recta por los velocistas. Sin cambios en la general.

Actualizado a
DESOLADO. Jack Bauer, a la izquierda, se lamenta después de haber sido atrapado por el pelotón a 25 metros de la llegada. Kristoff se impuso al sprint.
Jesús Rubio

El pasado mes de octubre falleció a los 96 años el ciclista que protagonizó la escapada más larga en la historia del Tour. Su nombre era Albert Bourlon. En 1947 llegó victorioso a Luchon después de 253 kilómetros en solitario. En 1991, Thierry Marie, especialista en prólogos, recorrió sin compañía 234 kilómetros y también ganó. Ayer, el suizo Martin Elmiger y el neozelandés Jack Bauer (no confundir con el agente secreto) compartieron una fuga de 222 kilómetros y perdieron.

Suena duro, pero resultó peor. Bauer fue atrapado a tan solo 25 metros de la meta, muy poco después de soltar a su fiel compañero de escapada. El furibundo pelotón ni siquiera le concedió un puesto de honor: terminó décimo, azotado por velocistas sin corazón. Una vez cruzada la meta, el ciclista del Garmin lloró desconsoladamente: hubiera sido el primer neozelandés en ganar una etapa del Tour.

Hasta el momento, Nueva Zelanda ha tenido un papel menor en la mejor carrera ciclista del mundo. Desde que Harry Watson el comemillas participó en el Tour de 1928 (acabó 28º en la general), sólo dos kiwis han tenido ocasión de celebrar un triunfo, siempre en cronos por equipos: Chris Jenner (Crédit Agricole, 2001) y Julien Dean (Garmin, 2011). A Jack Bauer le faltaron 25 metros para colocar su nombre por delante de todos ellos, incluso del agente secreto.


ES - Resumen - Etapa 15 (Tallard > Nîmes) by Le Tour de France

Mientras el neozelandés lloraba su pena, el noruego Kristoff celebraba su segunda victoria al sprint; Sagan fue tercero. La victoria del velocista de Katusha es tan meritoria como curativa: corre un tupido velo sobre la polémica que despertaron sus reproches al equipo por el trabajo que su lanzador, Alexander Porsev, hizo en favor de Purito en la etapa de Chamrousse. Porsev llegó aquel día fuera de control y Kristoff puso el grito en el cielo. Ayer se relajó. También Purito, que llegó a 12:20.

Antes de volverse heroica, la jornada arrancó como tantas. Para evitar sofocos, el pelotón sólo permitió una fuga de dos insensatos, una de esas aventuras con la que el grupo juega como un gato con un ovillo. A los 26 kilómetros, Bauer y Elmiger alcanzaban su mayor diferencia: casi nueve minutos. A partir de entonces comenzaron a perder tiempo, hasta que, a 50 km de la llegada, parecieron completamente sentenciados: 1:45 sobre la jauría.

La fe del dueto y la pachorra del pelotón hicieron posible que los fugados mantuvieran 35 segundos de ventaja a cinco kilómetros, diez en el último kilómetro. Fue en ese instante cuando los fugados se miraron y rompieron educadamente su pacto de no agresión. Se hubieran estrechado la mano, pero no había tiempo.

Héroes. El desenlace ya lo conocen. No venció ninguno y uno de ellos perdió más que nadie. Y no me refiero a Bauer, que al menos fue protagonista por morir en la orilla, sino a Elmiger, al que nadie prestó la más mínima atención. Y lo merece. El suizo es el ciclista que más kilómetros ha recorrido escapado en el presente Tour, en total 569. No es raro que fuera reconocido con el premio al más combativo. Aunque es poco. También deberían concederle el galardón al más animoso, maillot azul y blanco, colores del Alcoyano.