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TOUR DE FRANCIA | 8ª ETAPA

Alberto Contador al ataque

El ciclista español inició las maniobras de ataque y arañó tres segundos a Vincenzo Nibali. El francés Kadri hizo buena la escapada y se llevó la primera etapa de los Vosgos.

Actualizado a
Alberto Contador (Tinkoff) tensó la cuerda en las rampas finales de Gérardmer y sacó tres segundos al líder Vincenzo Nibali (Astaná).
Jesús Rubio

Alberto Contador ya no es el ciclista inabordable que ganó tres Tours (de uno fue descalificado). Por los años (31), o por lo que fuere, ya no exhibe la superioridad de antes, ni siquiera en la montaña, donde nadie era capaz de seguir su rueda. Ahora, desde hace algún tiempo, Contador es un ciclista con menos fuerzas y más valor, o tal vez ocurre que al tener menos fuerzas se le nota más el valor que siempre tuvo. Y no hablo de su valor como ciclista, no me refiero a eso; hablo de valentía, de arrojo, de resistencia a la derrota. Así se explica la paradoja que le persigue: Contador gana menos carreras ahora, pero es más campeón.

El comportamiento que tuvo ayer es una prueba de cuanto expongo. El trazado de la etapa aconsejaba esperar a hoy o mañana para lanzar una ofensiva contra el líder, para gastar fuerzas, para recuperarlas el martes en el día descanso. Contador no esperó. En su forma de ser no encaja el ciclismo prudente, el de Unzué y tantos otros, ese que siempre deja para mañana lo que se pueda hacer hoy (Nairo, desde Colombia, me dará la razón).

Por eso, aunque no gana el Tour desde hace cinco años, Contador ejerció una vez más de líder y, en cuanto asomaron las montañas, su equipo tomó el mando e inició la criba. No era buen día. Llovía a cántaros y la victoria de etapa estaba en la escapada. Cualquier otro lo hubiera dejado para mañana, cualquier otro hubiera estado más pendiente de la general por equipos, del cajón de París o del ránking UCI. Suerte que Contador es distinto.

Admito que es pronto para dedicarle encendidos elogios. Ayer, de hecho, no hizo más que sacarle tres segundos al líder, con lo que continúa a una distancia preocupante del maillot amarillo, 2:34.

Siendo optimistas, podemos afirmar que ayer Contador metió más miedo que tiempo. La esperanza, de momento, se basa en algo tan insustancial como el retraso de Nibali en los últimos metros, cuando dejó de pedalear visiblemente agotado. Muchos lamentaron entonces que Alberto no hubiera forzado algo más la máquina en la última subida. Lo hubiera hecho hace cinco años. Pero ahora no le sobra nada. De ahí el mérito. Ganar siendo el más fuerte es la ley de la selva. Ganar empatado a fuerzas es ajedrez. Así, precisamente, conquistó Contador la Vuelta de 2012, de regreso de su sanción. En esas condiciones tendrá que lidiar con el resto de los Vosgos.

Asumido que el desgaste del Tinkoff fue enorme, el balance no es despreciable. Contador sacó tres segundos a Nibali, siete a Porte, once a Pinot, 19 a Valverde, 23 a Van Garderen, 38 a Mollema, 1:20 a Van den Broeck y Rolland, 1:39 a Kwiat­kowski y 2:20 a Talansky, que se volvió a caer. Todo esto en una etapa de media montaña, la más liviana de las dos que están por venir.

Héroe. Mientras esto ocurría, algunos kilómetros por delante, un francés de 27 años de nombre Blel Kadri conseguía la victoria más relevante de su carrera. Para completar el premio, el ciclista de Burdeos defenderá hoy el maillot de puntos rojos en los seis puertos que conducen a Mulhouse. No hay duda: tener una nariz como Bartali ayuda. Ser valiente ayuda mucho más.