Ayer, Rigoberto Urán lució liderato sin problemas y Nairo Quintana finiquitó un día más. El colombiano del Movistar, tocado desde Montecassino, con una infección pulmonar y antibióticos, aún no se ha librado de las secuelas de los golpes y la enfermedad. El mal tiempo, de nuevo con lluvia (incluso cayó granizo en algunas fases) y frío, no le ha permitido curarse del todo. Sin embargo, si alguien puede dinamitar la carrera es él, sexto a 3:29 de su compatriota.

Hoy, llega la subida al Santuario de Oropa. Allí arrasó a sus rivales Pantani después de una avería mecánica y de comenzar la ascensión descolgado, una semana antes de ser expulsado por una tasa de hematocrito superior al 50%. Allí también sufrió Indurain una grave crisis, que casi le privó de su segundo Giro contra Ugrumov. En una cumbre de buenos o malos recuerdos para según qué aficionado, Urán inicia su defensa del rosa.

Con una buena renta, Rigo se siente preparado para el reto: “He disputado cuatro Giros, cuatro Tours, tres Vueltas, llevo nueve años de profesional... Acumulo veteranía para un pasito más”. Por su parte, Nairo no se encuentra tan seguro: “Aunque no termino de ir, ya veremos”. Él y el resto de favoritos están obligados a atacar. Su cita, en la montaña.