Rigoberto Urán reventó el crono en Barolo y arrebató la maglia rosa a Cadel Evans. El ciclista del Omega no había realizado tan buenas contrarreloj anteriormente, pero estrenó su palmarés en la especialidad en 2007, en la Euskal Bizikleta. Entre los viñedos del Piamonte se sacó un perfecto doblete de la manga: victoria, la segunda que consigue en el Giro de Italia, tras la de 2013 en el Altopiano del Montasio, y primer puesto en la tabla. Así se convirtió en el primer colombiano en comandar una grande desde Peña en el Tour de 2003.

Quizá la vulgaridad de lo que va de carrera, con los aspirantes descartados por caídas, sin apenas inquietar a Evans, provocó una imagen de falsa solidez en el líder. Sin embargo, y aunque minimizó las pérdidas, el australiano decepcionó en la primera jornada de exigencia: cruzadísimo, con varios sustos y salidas de la carretera, cedió 1:34 respecto a Urán. Peor le marcharon las cosas a Nairo Quintana, que sigue tocado y se dejó 2:41 con su compatriota... y prácticamente sus opciones de cara al triunfo final. Ahora se encuentra sexto en la clasificación, a 3:29. Evans, segundo, se halla a 37 segundos; Majka, tercero, a 1:52; Pozzovivo, cuarto, a 2:32; y Kelderman, quinto, a 2:50. Diferencias considerables.

Svein Tuft, primer líder de este Giro 2014, fue el encargado de abrir fuego en la crono como farolillo rojo. El canadiense marcó 1h 05:06, un tiempo demasiado alejado de los favoritos para tratarse de un especialista de la disciplina. La dureza del trazado, de 41,9 kilómetros, con dos puertos, el repecho de la meta y lluvia intermitente, hizo mella en los corredores, permitió una importante criba y que la victoria se la jugaran los más fuertes, los hombres de la general. Con cinco metas en alto y una cronoescalada por delante, aún falta mucha ronda, pese a la ventaja de Urán.