Alejandro Valverde conquistó el Gran Premio Indurain con fuerza, valentía y el respaldo de una magnífica carrera de equipo del Movistar. El murciano demostró que en este 2014 va sin cadena. A sus casi 34 años (los cumplirá el próximo 25 de abril), disfruta de un excelente momento de forma. Además, su triunfo en la Basílica del Puy le colocó como el pichichi en solitario de la presente temporada, con siete. Desempató con Greipel y Modolo, con los que compartía racha de seis victorias.

A 19 kilómetros de la meta, en la penúltima pasada por el Puy, atacó junto a su compañero Ion Izagirre. Quedaban por delante Eraul y la última subida a la Basílica. John Gadret y Jesús Herrada, supervivientes de la fuga, se vaciaron en favor de su líder. A los cuatro movistar les acompañaron Andre Cardoso y Tom-Jelte Slagter (Garmin), Sergey Chernetsky y Yury Trofimov (Katusha) y David Arroyo (Caja Rural). Con todos pudo Valverde en Eraul, que afrontó en solitario casi 12 kilómetros: el tramo del descenso, el repecho de Muru y la ascensión final, con una ventaja de alrededor de un minuto. En el podio le acompañaron Slagter, segundo, y Chernetsky, tercero.

Valverde reconoció en la previa que llegaba a Navarra a rodarse y a coger kilómetros de cara a la Vuelta al País Vasco, que comienza este lunes, y las clásicas de las Ardenas. Aparte de la preparación, adornó su palmarés con una de las pocas pruebas de un día del calendario español que se le resistían. En su currículum ya figuran la Flecha y la Lieja. En el Amstel, aunque ha estado en el cajón, aún no ha ganado.