Con cuatro ascensiones a Bousher Alamrat, una cota de 3,5 kilómetros al 8% de desnivel, se suponía que iban a pasar cosas entre los favoritos en la cuarta etapa del Tour de Omán. Y así fue. Peter Sagan inauguró su cuenta particular en 2014 y empató con André Greipel como el corredor con más triunfos en esta carrera, con cuatro. El eslovaco, también el nuevo líder, se anotó la victoria contra otros dos peces gordos, Rigoberto Urán y Vincenzo Nibali, y el pelotón en el cogote. El trío saltó una vez completadas las cuatro subidas. En la última lo intentó sin fortuna, como el día anterior, Chris Froome, dorsal número uno y ansioso por estrenarse.

Sagan coleccionaba hasta la meta de Boshar un tercero y tres segundos puestos (en San Luis, por detrás de Modolo; en Dubai, superado por Kittel; y en el mismo Omán, batido por Greipel), en una tónica similar a la de 2013, donde por unas razones u otras se quedó a las puertas de Monumentos y grandes carreras: “Ganar siempre da confianza, pero mis retos se encuentran más adelante, San Remo, Flandes y Roubaix. Aunque vencer a ciclistas del nivel de Urán, Nibali o Froome está muy bien, no creo que aguante este maillot rojo en la Montaña Verde”.

Froome, quien ya se impuso en Boshar a Contador y Purito en 2013, desea la prenda: “Tendré que cambiar el chip para buscar el mayor premio posible, jornada y general. Pensé que podría hacerlo para defender diferencias, pero buscaré la ofensiva. Quiero defender mi título”. Para eso deberá descolgar este sábado a Urán y Nibali, a Dani Moreno, Purito, Kreuziger, Van Garderen, Konig o Gesink, en una ascensión de 5,7 kilómetros al 10,5% de porcentaje medio. Como dice Purito: “La gente anda muy fuerte, y todos desean ganar”. La Montaña Verde decidirá.