—¿Cómo ve el puerto?

—Tiene dos partes. Los primeros nueve kilómetros son los más duros. Rampas de entre el catorce y el veinte por ciento, no hay descanso. Además la carretera es estrecha, con mucha gravilla, que hace botar la bici y se agarra a la rueda. La sensación es como si te estuvieran sujetando del sillín. En los tres últimos la carretera es mejor, hay un pequeño descanso y se hace más llevadero, entre comillas.

—El Angliru y la Bola del Mundo también fueron penúltima etapa y no cambiaron el líder. ¿Puede que aquí sí?

—Este puerto no es tan duro como el Angliru y la Bola del Mundo, pero puede provocar más diferencias. La clave está en que, a diferencia de estos, en Ancares la dureza está al principio. Si logras dejar atrás al rival con un ataque de inicio, la ventaja al final puede ser muy considerable. Sin embargo, si esperan al final, casi no van a marcar diferencias, pues aparte de que no es tan duro, arriba del puerto es muy probable que pegue fuerte el viento y así es mucho más complicado sacar de rueda al adversario.

—Una cumbre... ¿para quién?

—Yo lo veo idóneo para gente como Purito o Valverde, que pueden responder muy bien a los cambios de ritmo. No tanto para Contador.