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Ciclismo | Vuelta 2010 | 10ª etapa

Purito ya es líder

Sumó dos segundos en un sprint bonificado. Venció Erviti

Actualizado a
<b>RAMPAS DEL 18%. </b>Los ciclistas sufrieron en el Rat Penat, una subida que se coronaba a 32 kilómetros de la meta, con rampas de hasta el 18% .
JESÚS RUBIO

Purito, además del jersey rojo, también debería vestir el maillot de la insistencia, moscardones sobre fondo gris. Su deseo de hacerse con el primer puesto ha sido una obsesión que ayer por fin encontró alivio. Lo logró en un sprint bonificado (tras Cavendish y Farrar, nada menos) y esta vez con el visto bueno de los jueces. Como la notificación oficial del liderato no llegó hasta la meta, cruzada la raya Antón bromeó con su adversario sobre otra posible anulación; antes de entender el chiste, Purito barajó el asesinato en primer grado.

Y aunque Antón pretendía gastar una broma, lo cierto es que Euskaltel repasó el vídeo con los jueces para comprobar que Purito había sido tercero y no cuarto. Quien confirmó definitivamente el puesto del nuevo líder salvó la vida propia y la de todos sus compañeros.

Al margen de esa anécdota que pudo no serlo, el cambio de liderato premia el esfuerzo de un ciclista persistente sin desmerecer en nada al líder cesante. Sospecho que Antón, saboreado el rojo, se libera ahora de cierta presión y, lo que resulta más importante (aunque se resistan sus directores), libera a su equipo de una tarea engorrosa: controlar la carrera. La duda es saber por cuánto tiempo.

Una vez que Purito se salió con la suya, los favoritos se relajaron y diría hasta que resoplaron, quizá también brindaron con bebida isotónica. Debe ser agotador tener a un corredor así en pie de guerra, acompañado, además, por un equipo tan belicoso como el Katusha.

De manera que el resto de la etapa se abrió para aquellos aventureros que entendieron que la jornada comenzaba entonces, no antes. La fuga buena empezó siendo de 22 corredores y aprovechó el viento lateral. Sin embargo, pronto se vio que aquella escapada no iría a ningún lado. Y no es que faltara algo, es que sobraba; en concreto, Gilbert, que pasados los dos minutos de ventaja ya era líder virtual. No le quedó otra que despedir a los muchachos con un pañuelo y dejarse atrapar.

Rat Penat.

Ya sin lastre, los sublevados abrieron camino y se aproximaron al Rat Penat. Atacaron entonces Moreno y Le Mevel. Sus compañeros les siguieron haciendo la goma y hasta la cumbre el grupo cambió de fisonomía una docena de veces.

Por detrás se agitó Xacobeo amagando un ataque de Mosquera y luego fueron los corredores del Katusha los que ejercieron de gobierno en funciones. Nadie se movió porque nada movió Purito.

Por delante y en el descenso se destapó Erviti, cuyo apellido acepta evocaciones toreras y extranjeras, pero es navarro. En un abrir y cerrar de ojos sacaba medio minuto a los sabuesos. Un mundo perfecto para un rodador como él. El resto fue entregarse sin mirar atrás, preparar la celebración y repasar la dedicatoria.

Al Caisse d'Epargne se le puede criticar la gran estrategia, pero es innegable su habilidad para cazar etapas. Tras David López, y sin más intervalo que el día de descanso, Erviti apuntaba la segunda para el equipo de Unzué. Cierto. También hay que reconocerle su olfato para fichar purasangres, talentos en bruto, ciclistas de clase.