Alberto Contador cruza segundo la meta, decenas de medios de comunicación le rodean, el madrileño baja la cabeza, pedalea hasta el coche de su equipo (ayer no había autobús en la llegada) y atiende a los periodistas. En todo este proceso no ha pasado ni un minuto. Sin embargo, el análisis de la nueva situación del Tour es muy clara: "Le he dado un golpe psicológico a Andy en Mende. Necesitaba tener estas sensaciones, aunque esperaba sacar algo más de tiempo". Contador le ha recortado al luxemburgués los diez segundos que le metió en Morzine-Avoriaz. "Si lo miras así Vi que había movimientos en el grupo y que Andy no se movía. Es un ciclista nervioso y que salta muy a menudo. Me extrañó y pensé que flojeaba. Por eso ataqué", explicó el líder del Astaná, deseoso de llegar al hotel y "descansar". En la meta de la etapa de hoy en Revel le espera Macarena, su novia, que llegará en coche con unos amigos para animarle en las próximas jornadas de Pirineos.

Sin problemas.

No cabía la polémica en la lícita lucha por la etapa. "No le dejé ganar a Purito. Fue más rápido que yo. Me pidió que si le dejaba entrar primero y le dije que no". Contador había vencido en las dos últimas subidas al aeródromo de Mende en la París-Niza.

Por otro lado, más tranquilo en la sala de prensa, Andy Schleck maldijo de nuevo este puerto de segunda categoría. "No se me da bien. No me gusta Mende. No pude aguantar, pero sólo me dejé diez segundos. No me sorprendió porque sabía que podía pasar. Mi gran día está por llegar". El luxemburgués tiene fe ciega en sus posibilidades. "La primera jornada de los Pirineos (mañana) será mortal. El nerviosismo se nota tanto en Contador como en mí".