Contador arrolla en la crono y deja casi sentenciado el Tour

Ciclismo | Tour de Francia

Contador arrolla en la crono y deja casi sentenciado el Tour

Contador arrolla en la crono y deja casi sentenciado el Tour

Reuters

Voló a 51 kilómetros por hora, superó en 3" al especialista Cancellara, en 1'30" a Armstrong y en 1'45" a Andy Schleck. Fue una exhibición en toda regla.

Alberto Contador dio un salto definitivo hacia su segunda victoria absoluta en el Tour de Francia al firmar una portentosa exhibición en la contrarreloj de Annecy, disputada sobre 40 kilómetros, en la que alejó en la general a todos sus rivales y Lance Armstrong regresó a la tercera plaza del podio.

Contador, de 26 años, puso en hora el reloj de la gloria, y ya le espera París con el maillot amarillo en los Campos Elíseos. En la cronometrada que rodeaba el lago de Annecy se mostró implacable, superior a todos y marcó el mejor tiempo en meta, en 48.31 minutos, a una media superior a los 51 kilómetros por hora.

El campeón de España contrarreloj, que marcó los mejores tiempos en todos los pasos intermedios, aventajó en 3 segundos al doble campeón mundial de la especialidad y campeón olímpico Fabian Cancellara, 'Espartaco', que esta vez no pudo repetir ante el español su victoria de Mónaco. Una idea del nivel mostrado por el madrileño en la lucha en solitario contra el cronometro.

Las diferencias fueron amplias, definitivas, concluyentes. El ruso Mijail Ignatiev fue tercero a 15 segundos y el resto de los considerados rivales directos sufrieron un nuevo castigo del ciclista de Pinto. Wiggins cedió 43" segundos, Kloden 54", Armstrong 1'30" y Andy Schleck 1'45". Cifras que se rinden ante la superioridad del maillot amarillo del Tour de Francia.

Una nueva exhibición en medio del ambiente hostil que caracteriza al Astana en este Tour, una lección que le otorgó la segunda victoria en la presente edición y la tercera en su palmarés de la Grande Boucle. A falta de la etapa del Mont Ventoux del próximo sábado, Contador blindó el jersey amarillo. Salvó imprevisto subirá a escuchar el himno español por segunda vez en tres años. Sus rivales le miran de lejos, con respeto y sumisión ante la evidencia. Andy Schleck, a 4'11" y Lance Armstrong, a 5'25" ocupan las plazas secundarias.

El interés del Tour se centrará a partir de ahora en la lucha por el tercer escalón del podio. Hay cuatro candidatos en 35 segundos: Armstrong, Wiggins, Kloden y Frank Schleck, éste último el gran perjudicado de la jornada al perder tres puestos.

Dentro de los 10 primeros, salvó el tipo Mikel Astarloza (Euskaltel), noveno a 12'38". Carlos Sastre (Cervélo) tendrá difícil entrar en su hábitat natural, ya que se encuentra decimocuarto, a 15'26". Su objetivo será intentar la machada en el Ventoux, aunque las fuerzas del vencedor del año pasado se antojan escasas.

El mejor en todo momento

Contador volvió a demostrar sus enormes mejoras en contrarreloj. En la inaugural de Mónaco sólo cedió ante Cancellara. En el resto de la temporada ya ganó contra el crono en la Vuelta al Algarve, Vuelta al País Vasco y París-Niza. Pero la victoria de este jueves fue especial. "Tenía ganas de ganar a Cancellara. Cuando pasé por el puerto con el mejor tiempo supe que lo podía conseguir", dijo Contador en meta.

En Annecy, sobre 40 kilómetros, se lució el virtual ganador del Tour 2009. Salió vestido de amarillo 'Piolín', con bicicleta blanca. Se santiguó tres veces en el trampolín de salida y puso la directa desde el primer metro.

Marcó el mejor tiempo en el kilómetro 18, pasó como número uno en la Cota de Bluffy, de tercera categoría, ya con ventajas que le acercaban a la hazaña: 46 segundos sobre Cancellara, que era la referencia. En el descenso hasta meta perdió tiempo en relación al ciclista suizo, que desplegó todo su potencial en el terreno descendente.

Hubo emoción e intriga cuando Contador apareció en la recta de llegada. Se estaba jugando la etapa con 'Espartaco'. Cuestión de un puñado de segundos. Dientes apretados, el alma encima de la bicicleta y un último golpe de riñón que casi le hace caer al suelo. Un requiebro directo al éxito, a una victoria brillante.

Contra viento y marea, Contador volvió a hablar sobre la carretera. Alto y claro. Tanto que ya puede ensayar el regreso glorioso a los Campos Elíseos de París.