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Alejandro Valverde

"Freire no tiene razón... ¿Qué podía hacer yo?"

Valverde fue señalado por Freire y Antequera por no estar en su sitio en el Mundial. El murciano rechaza las acusaciones y genera más dudas en torno a la carrera: "La Selección era muy buena, pero Óscar y yo estábamos solos".

Actualizado a
Alejandro Valverde
jesús rubio

¿Qué le parecieron las acusaciones de Óscar Freire? ¿Incumplió las órdenes de equipo?

Óscar no tiene razón. ¿Qué podía hacer yo en ese momento? ¿Marcharme y quedarme entre dos aguas? Si hubiera acelerado, me habría llevado a Bettini y luego a él. Entonces, ¿para qué voy a tirar? Es cierto que marqué en exceso a Paolo, pero, ¿quién iba a estar si no con él? ¿Ezequiel? No sabía dónde estaban el resto de los compañeros y los pinganillos no funcionaban. También hubo una escapada en la que nos metimos con Bettini otros tres y Óscar llegó por detrás y no fraguó. Fallamos y ya está, no hay que darle más vueltas.

Pero Freire dijo que en la reunión quedó claro que usted debía estar en los cortes con Rebellin y con Ballan.

En esa charla se acordó que yo tenía que marcar a Bettini. El que iba a saltar a los ataques de Rebellin, Ballan y Cunego era Samuel. Luego nos enteramos de que Samu se había descolgado con toda su buena fe para que enlazáramos Óscar y yo, pero no sirvió para nada porque no había ninguna comunicación.

¿Es que no le indicó Freire varias veces que fuera hacia adelante?

Cuando nos quedamos en el grupo Óscar y yo, le pregunté que qué hacíamos. Él me contestó que me fuera, que intentara coger a los fugados, pero no me iba a ir solo, porque no teníamos a nadie con nosotros. A esas alturas, con la carrera tan nerviosa que tuvimos, es importante tener pinganillo y que te digan cómo está la situación en esos momentos.

¿Por qué no quedaba ningún español en el pelotón?

La Selección que llevamos a Varese me parece muy buena, que quede claro. Lo que pasa es que mientras en otros campeonatos Freire y yo estábamos acompañados en los instantes decisivos, cuando teníamos que rematar la faena, esta vez no quedaba nadie para echarnos una mano. No hubo fuerzas.

¿No está decepcionado por la oportunidad perdida?

Claro que sí, pero como estoy tantas veces tan cerca de ganar, ya estoy acostumbrado a llevarme decepciones cuando no lo consigo.