El pelotón rodó por los suelos

TOUR 2001

El pelotón rodó por los suelos

El pelotón rodó por los suelos

AP PHOTO

Fue en Bélgica, el mismo país donde nació un caníbal que se llamaba Eddy Merckx y que comía ciclistas y carreras. Allí se corrió la segunda etapa del Tour como si fuera una clásica, sálvese quien pueda. Porque cuando las carreteras se estrechan las bicicletas parecen las cuádrigas de Ben-Hur.

Los ciclistas belgas disparaban a todo lo que se movía y convirtieron el pelotón en un avispero. En estas ocasiones surge una especie de corredor muy determinada, inseparable del especial léxico ciclista: las locomotoras humanas. Son tipos enormes, que podrían mover un tractor dando pedales, los reyes de la llanura. Entre ellos hay un español, Chente García Acosta. El navarro se metió en la primera escapada, pero la aventura duró un jadeo.

Mancebo sufría enredado en los cortes, mientras la cabeza de carrera parecía dirigida por Caballo Loco, mundo sioux. Kirsipuu, aprovechando las bonificaciones se situaba a un solo segundo del líder.

Y en plena batalla, un belga (otro) que salta rabioso del grupo, Van Hyfte, poderoso, descomunal. Es un demarraje violento, este chico es una joya. Pero el joven, de repente, se detiene al pasar por Eeklo, un pequeño pueblo, su pequeño pueblo. Allí está su madre, su tía y el alcalde, que se parecía a Pepe Isbert. El niño Paul fue recibido como un héroe. Bueno que me tengo que ir, que os quiero, luego te doy la gorra, y el chaval que se monta en un tren que zumbaba con 13 escapados.

Los últimos kilómetros fueron el primer día de rebajas, con mil corredores queriendo pasar por el mismo sitio al mismo tiempo. Se cayeron todos los nuestros (Beloki, Sevilla, Casero...), pero Zubeldia, herido en un codo, es el único que preocupa. Es la guerra y es imposible que no te dé alguna bala.

Wauters, belga (por supuesto), ganó la etapa y se puso líder. Mañana, más disparos, pero tranquilos que en el horizonte ya se adivinan montañas.