Cualquier ocasión de destacar deja su impronta en miles de pantallas de televisión. Nada que ver con el resto de las carreras. El que demuestra que vale para el Tour se gana la consideración de todos y en ocasiones, como sucedió con Javier Otxoa en Hautacam, alcanza la dignidad de héroe.

37 españoles tomarán la salida en Dunkerque. Hacía tiempo que no teníamos tan nutrida representación. Son cuatro equipos, los mismos que en 1998 y 99 (cambiando a Vitalicio por Euskaltel), incluso uno menos que en 1992, cuando compitieron Banesto, ONCE, Clas, Amaya y Festina. Pero ya no hay tantos extranjeros en las plantillas (sólo ocho de 36) y además, hay nueve corredores hispanos que compiten con maillot foráneo.

Todos parten hoy hacia París, menos el Kelme, que ha estado más avispado para darse cuenta que Bruselas queda más cerca de Dunkerque que la misma capital francesa. En cualquier caso, a todos les esperan los autobuses de equipo, que salieron un día antes, para llevarles desde el aeropuerto a Dunkerque.

El destino apenas varía, pero el punto de inicio es de lo demás dispar, como se puede comprobar en el gráfico. El año pasado hubo más uniformidad en el viaje porque los grupos españoles aprovecharon para hacer una escala en Nantes y reconocer el circuito de la temida contrarreloj por equipos, que retornaba después de varias ediciones, antes de seguir hasta Futuroscope.

Sólo Kelme y Euskaltel han viajado juntos. Y el grupo vasco incluso realizó ayer una ceremonia hasta hoy inédita para celebrar su flamante debut en la ronda francesa. El mismísimo lehendakari Juan José Ibarretxe dio el banderazo de salida al equipo, sin duda el más ilusionado en estas vísperas.